Afganistán va mal
(Publicado en La Gaceta, 5 de enero de 2013)
Afganistán va mal y quien diga lo contrario se está engañado a sí mismo o pretende engañar a los demás. A las tropas españolas allí desplegadas les está pasando lo que a sus compañeros en Irak durante el 2003: priman las acciones de autoprotección y aunque las tareas tácticas se realizan con ejemplaridad individual, los objetivos estratégicos están cada día más alejados.
Es de ciegos no aceptar esta desconexión entre lo que se hace y lo que se tendría que lograr. Por ejemplo la misión principal, el entrenamiento de las fuerzas afganas. No sólo está muy lejos de llegar a los números mínimos para hacer un ejército afganos viable e independiente, en personal, material y adiestramiento, sino que, como hemos vuelto a ver esta semana, está trufado de enemigos. El 20% de las bajas de la coalición internacional el año pasado se debió a los llamados "ataques verdes contra azul", esto es, de militares afganos contra soldados de la OTAN. De hecho, mientras que en 2010 sólo se produjeron cinco ataques de esta naturaleza, en 2011 ya ascendieron a 15 y en 2012 a 44. Con el llamamiento de los líderes talibán a intensificar la infiltración, sólo cabe esperar que en 2013 se disparen aún más.