Dar la lucha

por Edwin J. Feulner, 30 de diciembre de 2005

Siempre hemos sabido que ganar la guerra contra el terror sería difícil. Pero al oír a críticos como el congresista John Murtha, demócrata por Pensilvania, afirmando que “no estamos haciendo absolutamente ningún progreso” en Irak, usted pensará que es algo imposible de lograr. Pero, afortunadamente, los pesimistas están equivocados.
 
Claro que ha habido algunas malas noticias. Después de todo, se trata de la guerra. Más de 2,000 soldados americanos han muerto y algunas zonas siguen siendo inseguras. Pero estamos haciendo progresos importantes. Y los iraquíes lo saben, a juzgar por los dos tercios que contestaron en las encuestas afirmando que están mejor ahora que cuando estaban bajo la dictadura de Sadam Hussein.
 
Tomemos como ejemplo el crecimiento del ejército iraquí y las fuerzas de seguridad, de sólo un batallón operativo en Julio de 2004 a más de 120 en la actualidad. Más de 200.000 iraquíes entrenados toman parte activa en erradicar a los insurgentes.
 
¿Están siendo eficaces? Parece ser que los iraquíes piensan que sí, a raíz del número de datos de inteligencia que están pasando. En Marzo de 2005, las fuerzas iraquíes y de la Coalición recibieron 483 chivatazos de parte de ciudadanos iraquíes, según el experto en Oriente Medio de la Fundación Heritage, James Phillips. Esta cifra se elevó a 3.300 en Agosto y a 4.700 en Septiembre.
 
De modo que sí hay razón para el optimismo, pese a que suframos reveses en Irak y en otros lugares, porque sucederán inevitablemente, antes de que ganemos esta guerra.
 
La Secretaria de Estado Condoleezza Rice lo dejó claro durante una conferencia que dio el 13 de Diciembre en la Fundación Heritage.
 
Miró retrospectivamente al mundo de finales de los años 40, cuando la corriente de la historia parecía ir en contra de Estados Unidos. “O bien eran los comunistas ganando grandes minorías en Francia y en Italia en 1946, o en 1947 durante la guerra civil griega con las tensiones y la disputa en Turquía, o en 1948 con Alemania permanentemente dividida por los acontecimientos de Berlín, o el golpe checoslovaco en 1948, o 1949 con la Unión Soviética detonando un artefacto nuclear 5 años antes de lo programado y los comunistas chinos ganando su guerra civil; “estos no fueron pequeños reveses” dijo Rice, “fueron enormes derrotas estratégicas”.
 
Y sin embargo, observó ella, Occidente aunó esfuerzos bajo liderazgo americano y construyeron una paz duradera: “ No era algo inevitable que Japón surgiese como un país libre y democrático, aliado de Estados Unidos después de lo que sufrimos en Pearl Harbor y en el Pacífico. Nada de lo que pasó era inevitable y sin embargo ahora parece algo que obligatoriamente tenía que suceder”.
 
En la actualidad, lo mismo es cierto sobre Irak. No era inevitable que 8.5 millones de iraquíes votasen en Enero pasado. No era inevitable que pudiesen redactar su propia constitución o que casi 10 millones votasen en el referéndum de Octubre para la aprobación de esa constitución. Y tampoco era inevitable que la minoría suní dejase la violencia de lado y se uniese al proceso político en las elecciones nacionales del 15 de Diciembre.
 
Y todo eso sucedió bajo liderazgo americano.
 
Eliminando a Sadam y a los talibanes en Afganistán hemos enviado un mensaje a nuestros enemigos: Nuestras fuerzas militares están listas y pueden sacar del poder a cualquier gobierno que patrocine el terrorismo o que se niegue a acatar las exigencias internacionales.
 
No es ninguna sorpresa que Libia decidiese abandonar su programa armamentístico. Además, Siria se ha visto forzada a retirarse del Líbano, dando empuje al movimiento de la democracia en ambos países. 
 
Si mantenemos el rumbo, afirma la Secretaria Rice, Oriente Medio se puede convertir en “un lugar de paz y democracia” y “será inimaginable que pudiese ser una región productora de una ideología de odio tan grande que la gente estrelle aviones contra edificios en un bello día de Septiembre”. Esos son grandes objetivos que vale la pena alcanzar, no importa lo difícil que sea lograrlo.

 
Edwin J. Feulner es el presidente de la Fundación Heritage.
 
©2005 The Heritage Foundation
©2005 Traducido por Miryam Lindberg
 
 GEES agradece a la Fundación Heritage el permiso para publicar este artículo.