España: pago a terroristas
Atrás quedaron los tiempos en los que el gobierno español resistía el chantaje de los terroristas, no accedía a sus pretensiones y los debilitaba. Desde el año 2004, España ha desarrollado una relación con el terrorismo patológica, tanto en relación con la banda terrorista ETA como con el terrorismo islámico. En relación con éstos últimos, la degradación del comportamiento de nuestro país ha tenido como último episodio la cesión a las pretensiones terroristas de cobrar por la liberación de tres periodistas.
La cesión a secuestradores y terroristas, instaurada por Zapatero en la época de los piratas somalíes con la rendición ante los piratas del Alakrana en 2009, ha alcanzado con Rajoy el estatus de política consolidada. Hoy España ni siquiera se plantea, como otros países, otra alternativa que no sea pagar cuanto antes. Dsde luego lo principal es el desvarío moral que subyace tras la cesión continua, afianzada y por nadie discutida, ante el terrorismo.
Pero además desde el punto de vista estratégico, la pérdida de relevancia española en el exterior, en materia diplomática y militar, se plasma bien en este asunto. España está lejos de la campaña militar en Siria, en la que de una manera u otra participan nuestros aliados, y de cuya coalición nuestro gobierno ha desertado. Mientras franceses, norteamericanos, británicos y hasta belgas operan en Siria, el gobierno español se mantiene obsesivamente al margen de la lucha, sin hacer nada. O mejor, haciéndolo: nutriendo las arcas de Al Nusra. No hay estrategia contra el yihadismo, no hay visión a largo plazo, no hay planificación alguna de misiones en el exterior. Este despiste estratégico está bien plasmado en las palabras de Margallo, considerando que era buena noticia que fuese Al Qaeda el autor del secuestro. Moratinos nunca llegó nunca a tanto.
España ocupa los últimos puestos en el esfuerzo militar contra el yihadismo, pero según el famoso estudio de The New York Times está entre los primeros en pagar a los terroristas: al parecer no hay dinero para una operación militar en Siria, pero el dinero del contribuyente si se puede utilizar para engordar los recursos del yihadismo, movilizar agentes del CNI para localizar a quién entregar el maletín y coronar el espectáculo con un avión del Ejército del Aire a cuya escalerilla acude rauda la vicepresidenta del Gobierno. Todos los recursos de seguridad y defensa nacionales puestos al servicio de la derrota ante el terror. ¿necesitamos poner tantos recursos en Defensa, Inteligencia y Exteriores si lo único que saben hacer estos ministerios es llevar el dinero y traer a los secuestrados?
Y es que malo es pagar a terroristas, pero peor es enorgullecerse de ello. Es inaudito en cualquier país de nuestro entorno que un vicepresidente trate de sacar rédito político del pago a terroristas, haciéndose la foto y alardeando de utilizar los servicios de inteligencia para llenar las arcas del yihadismo. O que haya una carrera política, como ocurre con Saénz de Santamaría y García Margallo, por ver quién da antes y mejor la noticia de que España ha cedido a los terroristas y entregado dinero del contribuyente a la franquicia de Al Qaeda. A la altura de De la Vega y Moratinos.
Cabe preguntarse, a la vista de la continuidad entre el zapaterismo y el marianismo, si es posible que España recupere la cordura y vuelva a la senda la lucha sin concesiones contra todo tipo de terrorismo, que es la única manera de vencerlo.