La quinta columna

por Florentino Portero, 4 de enero de 2011

 

(Publicado en ABC,4 de enero de 2011)
 
Copto quiere decir egipcio y se utiliza para hacer referencia a los cristianos de ese país. La comunidad es una de las más antiguas del mundo y tiene entre sus fundadores a una de las figuras más carismáticas y atractivas del primer cristianismo, a Juan Marcos, compañero de Pablo de Tarso y evangelista.
 
Esa legitimidad y antigüedad es la causa de la condena que sobre los coptos pesa. Para los musulmanes radicales los cristianos que viven en tierras del islam forman una quinta columna de Occidente, en cuya influencia ven la razón de su propia decadencia. Buscan la vuelta a una interpretación fundamentalista y para ello necesitan limpiar su tierra de «infieles» y doblegar a los que creen que islam y modernización son compatibles. Odian a los que, como el presidente Mubarak, apuestan por una estrecha relación con las potencias democráticas y desconfían de aquellos que comparten creencias con europeos y norteamericanos.
 
El destino de las viejas comunidades cristianas es más o menos el mismo: la persecución y el exilio. Da igual que sean coptos, maronitas del Líbano, caldeos y asirios en Irak… son el vínculo histórico y presente con los valores que los islamistas rechazan y con los estados a los que consideran su enemigo.