Lista corta, tarea enorme

por Edwin J. Feulner, 13 de septiembre de 2006

Regresar de vacaciones siempre es difícil. Hay que contestar llamadas, correos y hacer el trabajo que se ha acumulado en la bandeja de entrada.
 
Eso es a lo que los legisladores se enfrentan esta semana que regresan a Washington. La mayoría ha pasado parte de la suspensión de sesiones de Agosto recogiendo las opiniones de sus electores y se sienten presionados para “hacer lo que está pendiente” antes que llegue el día de las elecciones.
 
Pero lo que importa no es lograr hacer ciertas cosas, sino lograr hacer las cosas correctas. Como los legisladores organizan sus calendarios para los dos próximos meses, aquí tienen 3 asuntos importantes que deberían poner como prioridad en la lista de lo que hay que hacer.
 
Tarea #1: Seguridad Nacional. Protegernos es la tarea principal del gobierno federal. Y sin embargo, 5 años después del 11-S, no estamos tan protegidos como deberíamos. Para ayudarlos a que arreglen eso, los legisladores deberían comenzar por asegurar sin género de dudas que la Agencia de Seguridad Nacional (NSA) tenga el poder legal de vigilar las llamadas telefónicas, transacciones financieras y otras comunicaciones que involucren a sospechosos de terrorismo fuera del país y a personas dentro del territorio de Estados Unidos.
 
Muchos americanos asumen que la NSA ya tiene el poder para hacer estas cosas pero una sentencia reciente de la juez federal Anna Diggs Taylor ha puesto en entredicho los programas de vigilancia encubierta. Tal y como la trama de los aviones británicos recientemente descubierta lo pone en claro, debemos seguir teniendo la capacidad de seguirle la pista a las comunicaciones de nuestros enemigos.
Y mientras se esclarece la confusión sembrada por la rama judicial, el Congreso debería pasar una ley afirmando que el poder ejecutivo puede usar tribunales militares para procesar a los terroristas sospechosos que están detenidos en la Bahía de Guantánamo. La decisión de la Corte Suprema de este año en el caso Hamdan indica que esos tribunales serían legales solamente si el Congreso los autoriza - por tanto deberían hacerlo enseguida.
 
El segundo asunto con el que los legisladores deberían trabajar es con la seguridad energética.
 
Es cierto que los precios de la gasolina están empezando a bajar. Pero los legisladores pueden ayudar a mantener esa tendencia positiva aligerando las restricciones que frenan artificialmente nuestro suministro doméstico de petróleo.
 
Por ejemplo, el Servicio Geológico de Estados Unidos (USGS) estima que hay miles de millones de barriles de petróleo sólo a unas cuantas millas de la costa de Florida. Dicho todo esto, el Departamento de Interior informa que hay 19.000 millones de barriles de petróleo en aguas americanas. Pero por culpa de una moratoria federal sobre excavación petrolera en mar abierto, se impide que las compañías americanas tengan acceso a la mayor parte de ese petróleo.
 
Los legisladores deberían acabar con esa moratoria y mirar hacia el norte, hacia Alaska, donde deberían de dar luz verde a perforaciones en una pequeña zona del Refugio Nacional de la Fauna del Ártico (ANWR)
 
Abrir para el desarrollo sólo un millón y medio de los 19 millones de acres que hay en el Refugio, podría reportarnos 10.000 millones de barriles de petróleo, lo suficiente como para estimular la producción doméstica en un 50%. Cada día que el Congreso tarda en hacerlo, importamos más y más petróleo de Oriente Medio. Es hora que eso cambie.
 
Y finalmente, los legisladores podrían resistirse a la tentación de tratar de comprar votos con promesas de último minuto ofreciendo dinero y obras para sus distritos electorales. En su lugar, deberían mostrar su compromiso con la responsabilidad fiscal anunciando una prohibición de un año de duración para ese tipo de “consignaciones”.
 
El gasto del año pasado en esos artificios demuestra el porqué. Mientras que los contribuyentes se esforzaban para vérselas con los crecientes precios de la energía, los legisladores estaban consignando dinero a proyectos locales tan frívolos como medio millón de dólares para una piscina comunitaria en California o cientos de millones para “un puente a no se sabe dónde” en Alaska.
 
En los últimos 12 años, las consignaciones especiales del Congreso insertadas en las leyes de distribución de dinero se han triplicado - de 4.155 en 1994 a 15.887 en 2005. Es una de las grandes razones por las que el gasto federal ha crecido tan marcadamente en los últimos años. Una moratoria total en las consignaciones especiales demostraría a los votantes que por fin se están tomando en serio el control del gasto público.
 
Si los legisladores abordan estos temas, pueden ignorar el resto que queda en la bandeja de entrada. Y se pueden ir a sus distritos a hacer campaña sabiendo que han tomado los pasos decisivos para que el país esté más seguro, para que aumente sus suministros energéticos al mismo tiempo que mantienen el gasto bajo control.
 

Edwin Feulner es el Presidente de la Fundación Heritage.
 
 
©2006 Traducido por Miryam Lindberg