Muestras distintas de un mismo enemigo

por Rachel Ehrenfeld, 22 de agosto de 2006

La capacidad norteamericana de soportar las crecientes exigencias internacionales de presionar a Israel con el fin de  que deje de luchar  contra los musulmanes radicales determinados a eliminar al estado judío tendrá efectos sobre su propio destino.
 
El pasado octubre, el Presidente George W. Bush identificaba por fin a nuestros enemigos: 'Radicales islámicos... dotados de poder por colaboradores y partidarios... y reforzados mediante operaciones fachada... y aquellos que financian agresivamente la expansión de la versión radical e intolerante del Islam'. Sin hacer distinción entre radicales sunníes o chi'íes, concluía que derrotar 'a la ideología criminal de los radicales islámicos' es 'el gran desafío de nuestro siglo'.
 
Israel lucha hoy contra dos de las versiones más virulentas del Islam -- el Hezbolá chi'í y el Hamas sunní. Israel no sólo lucha por su propia supervivencia. Su capacidad para derrotar a Hamas y Hezbolá tendrá repercusiones para la supervivencia de Estados Unidos y todas las democracias de corte occidental -- incluyendo aquellas que culpan a Israel de utilizar 'fuerza desproporcionada'.
 
En su discurso del fin de semana del 22 de julio del 2006, el Presidente decía: 'Durante muchos años, Siria ha sido el principal patrocinador de Hezbolá y ha ayudado a proporcionar a Hezbolá cargamentos de armas de fabricación iraní. El régimen de Irán también ha desafiado repetidamente a la comunidad internacional con su ambición de armamento nuclear y ayuda a grupos terroristas'.
 
Sin embargo, el Presidente rebajaba el efecto de las acciones de Irán, limitándolas a Oriente Medio: 'Sus acciones amenazan todo Oriente Medio y se interponen en el camino de resolver la presente crisis y llevar una paz duradera a esta región en problemas'.
 
Una se pregunta qué es lo que el líder del mundo libre necesita ver antes de unir los puntos. El Islam radical o islamofascismo, como él mismo lo describía en otras ocasiones, no se limita a Oriente Medio ni es promovido e impulsado exclusivamente por Irán, Hezbolá o Siria. Los radicales -- como Hamas, la Jihad Islámica y las numerosas ramas de al-Qaeda -- suponen una amenaza similar para Israel, la región, Estados Unidos y el resto del mundo. Unas cuantas -- Hamas y la Jihad Islámica -- formaron equipo con Irán. Mientras tanto, los saudíes y los estados del Golfo las han patrocinado generosamente a ellas y a otros. Su objetivo colectivo es extender la fanática versión del Islam de los sunníes.
 
Todos los musulmanes radicales, según el Presidente, son terroristas 'que atentan contra naciones cuyo comportamiento creen poder cambiar a través de la violencia'. Su objetivo, decía, es 'establecer un imperio islámico radical que se extienda desde España hasta Indonesia'. Entonces, 'serán capaces de impulsar su agenda anunciada: desarrollar armas de destrucción masiva, destruir Israel, intimidar a Europa, atacar al pueblo americano y chantajear a nuestro gobierno en el aislamiento'.
 
'Contra tal enemigo sólo hay una respuesta eficaz', concluía Bush: 'Nunca retrocedemos, nunca abandonaremos, y nunca aceptaremos nada menos que la victoria total'. Pero a Israel se le presiona para que se contenga por parte de la mayor parte de los aliados norteamericanos, incluyendo a los saudíes.
 
Aún así, la Casa Blanca, los políticos y los medios internacionales pierden los zapatos por elogiar a los saudíes por amonestar a Hezbolá, como otra prueba más de su compromiso con poner fin al fundamentalismo. En la práctica, los saudíes manifiestan su compromiso exclusivamente con poner fin al fundamentalismo chi'í. En el típico doble lenguaje, al tiempo que critican a Hezbolá, los saudíes se abstienen de condenar a Hamas.
 
El 25 de julio de 2006, el gobierno saudí anunciaba generosas contribuciones financieras para reconstruir el Líbano y Palestina. El anuncio también anunciaba 'una campaña popular de recaudación de fondos', animando a los saudíes, a todos los árabes y a los musulmanes 'a mostrar la generosidad usual y el compromiso para con los árabes y la nación musulmana'. Esta recaudación de fondos trae a la memoria los maratones televisivos previos tales como el acto de recaudación de fondos para la intifada de abril del 2002 patrocinado por el Rey Fahd, y más recientemente 'la recaudación saudí de fondos para la causa palestina', emitida en Iqra TV el 29 de agosto del 2005. Los organizadores afirmaban entonces: 'La jihad es el pináculo del Islam. Una persona que no pueda emprender la jihad con su alma está obligada a emprender la jihad con su dinero... no hay duda de que nuestros hermanos de Palestina necesitan desesperadamente el apoyo financiero, que va directamente a esta causa y les ayuda a llevar a cabo esta misión'. Ciertamente, las familias de los 'mártires' de Hamas y la Jihad Islámica que perpetran 'la misión' de la jihad serán generosamente recompensadas.
 
El modus operandi radical sunní no difiere en absoluto de los terroristas chi'íes de Hezbolá. Al Qaeda y Hamas también proporcionan servicios sociales, empleos, servicios médicos y escuelas al necesitado. Y al igual que Irán y Hezbolá, los saudíes utilizan sus fortunas tanto para financiar a grupos terroristas como para desarrollar una enorme red internacional de comunicaciones islámicas -- que accionan con el fin de coordinar y expandir su propaganda anti-occidental, anti-americana y anti-Israel, al tiempo que manipulan con destreza a líderes y medios norteamericanos.
 
Los temores saudíes a un Irán nuclear están detrás de su condena a Hezbolá. Por tanto, Estados Unidos no debería engañarse creyendo que la condena saudí señala cambio alguno en su apretada agenda. La creciente violencia de los grupos radicales sunníes en todo el mundo debería servir como contundente recordatorio de ese hecho insalvable.

 
 
La Dr. Rachel Ehrenfeld es la principal autoridad mundial en narcoterrorismo y la principal consultora internacional en materia de terrorismo internacional, corrupción política, lavado de dinero, tráfico de drogas y crimen organizado. Su texto Funding Evil; How Terrorism is Financed and How to Stop It es el único libro que existe en la materia. Actualmente es directora del American Center for Democracy tras haber dado clases en la Facultad de Derecho de Nueva York, el Columbia University Institute of War and Peace Studies y la Johns Hopkins. Sus artículos y comentarios han aparecido, entre otros sitios, en The Wall Street Journal, National Review, The EUobserver, The Jerusalem Post, The NY SUN, The O'Reilly Factor, Fox News, CNN, NBC News o MSNBC.