Carbón negro y muy negro

por Rafael L. Bardají, 3 de enero de 2020

Suele decirse que el humor español es negro, pero no puede ser simplemente una ironía de la historia que un país que se ha levantado de la mano de santa Greta Thunberg más verde que ningún otro (ecologísticamente hablando, entiéndase), reciba de los Reyes Magos, como regalo para el naciente 2020, carbón negro como el betún, material enemigo de loeco-friendlyque se dice ahora. Pero eso es lo que nos han traído en forma de gobierno socialcomunista, de Pedro y Pablo, con los orioles tirando de los hilos sueltos que quedaban. El regalo está hecho, aunque se discuta el envoltorio. Lo que cabe ahora es preguntarse qué hemos hecho de mal para merecernos esto. La última vez que un farandulero de la izquierda exquisita se hizo esa pregunta, acabó sacando un hueso de jamón de la olla para convertirlo en una letal arma asesina; la última vez que se lo preguntó un líder de la derecha almibarada acabó dando un giro de 360 grados para volver a estar en el mismo punto de partida: el desconcierto total.  

 

Pero algo de malo habremos hecho. No sé cuándo ni cuánto, y aunque no nos merezcamos el castigo. Yo soy de los que creo que el pecado original viene de ese jardín del edén que se llama “la Transición”, cuando la derecha que quería ser moderna asumió la culpabilidad del franquismo y cedió la hegemonía ideológica a una izquierda, primero ávida del poder, luego de la riqueza y por último del destino mismo. Una derecha, por lo demás que cuando logró desbancar del poder a Felipe González, se contentó con gestionar mejor que nadie el presupuesto del Estado y reírle las gracietas culturales a la izquierda. ¿Para qué revivir la culpa del pasado? Mejor, como argumenta la derecha beautiful que domina hoy el PP, hacer tabla rasa y que la Historia empezara en 1978. Lástima que el socialismo, comunismo y separatismo no piensen lo mismo y todavía en 2020 anden reconstruyendo el pasado y deshaciendo el presente. Pero el futuro sigue siendo negro como el carbón.

 

¿Cómo lograr hacernos perdonar? Los españoles de bien, expresión que irrita sobremanera a todos quienes no lo son, tenemos por delante un auténtico vía crucix para arrepentirnos de nuestros errores. De lo que ya no estoy tan seguro es de que lleguemos a tiempo para evitar acabar todos en la cruz. ¿Podrán los casi 300 de Abascal impedirlo? ¿Despertará el resto ante la revolución que se está fraguando? Miro el carbón que nos han traído los Reyes y pienso que, encima, me van a multar por posesión de material contaminante. Las cabezas de langostinos, al menos, ya me las he zampado.